lunes, 29 de abril de 2013

Cómo educar sin gritos.


Siempre se ha dicho que la tarea de educar es muy difícil, y no le falta razón al dicho. No solo difícil, sino cansada, pero las recompensas que puede otorgar no tienen precio. Por desgracia no siempre educamos como nos gustaría, como planificamos o como pesamos que debemos hacerlo. En ocasiones el cansancio, otras por la falta de tiempo, en otras por el carácter del hijo o por las situaciones… Pero lo que nos debe quedar claro, es que gritar no es un recurso educativo adecuado, ni para el hijo ni para los padres.

¿Por qué gritamos?
Los gritos o los “levantamientos” de voz, constituyen un recurso del que muchas veces echamos mano para educar a nuestros hijos. Varias son sus supuestas ventajas y por las cuales recurrimos a ello:
  • Es sencillo de utilizar.
  • Es rápido.
  • No requiere de un desgaste intelectual para su uso.
  • Consigue su objetivo a corto plazo, que es conseguir la atención del hijo.
  • Infunde un carácter de autoridad al que lo utiliza.
  • Le confiere mayor importancia a la situación que ha causado el grito…

La cuestión es que no sopesamos los supuestos “beneficios” de gritarles con los reales perjuicios que pueden ocasionar.

¿Qué perjuicios ocasiona educar con gritos?
Nunca deberían utilizarse como un recurso educativo. Solamente son excusables, cuando de forma instintiva les utilizamos ante una amenaza o peligro en el que nos vemos envueltos o bien puede afectarles a nuestros hijos. El ejemplo más común: el niño va corriendo por la acera en dirección al paso de cebra y no se para; es normal que peguemos un grito para alarmarle y conseguir que se pare antes de exponerse al peligro de atropello.

Los perjuicios que produce cuando se utiliza como recurso educativo habitual son múltiples e importantes, y debemos tenerlos bien presentes en aquellos momentos en los que la paciencia o el agotamiento nos vencen:
  • En niños pequeños, que todavía se están desarrollando, las investigaciones han demostrado que perjudica y altera el sistema nervioso, pudiendo producir afecciones importantes a larga distancia en la maduración del mismo.
  • Los niños aprenden de esta forma de actuar de sus padres, que es un recurso útil, eficaz y válido ante conflictos y situaciones que requieren intervención, por lo que es altamente probable que comiencen a utilizarlo.
  • Los gritos pierden su efecto de posible modificador de conducta en el momento que se utilizan de forma repetida, ya que el niño se habitúa, y se convierte paulatinamente en alguien que los usa y no sabe hablar en un tono normal.
  • Habla muy poco en nuestro favor y en nuestra capacidad de control de impulsos, con lo que el ejemplo que le damos, no es nada bueno.
  • Utilizar los gritos de forma repetida lo único que consigue es mantener al niño en un estado de estrés y de nerviosismo, completamente perjudicial para su desarrollo.
  • Puede llegar a considerarse una forma de maltrato infantil, y esto sí tiene repercusiones en la personalidad del niño.
  • Según estudios, un método educativo que utiliza de forma continua los gritos, puede desencadenar en el futuro del niño problemas de salud mental como la depresión y la adicción a sustancias y alcohol.
  • El uso de los gritos también hace que nos estresemos y nos pongamos nerviosos nosotros, los padres, con lo que a veces se puede convertir en una espiral difícil de contener o de escapar de ella. 
  • Los niños se acostumbran a obedecer solo cuando se les grita, para ello, antes les repetiremos inútilmente las cosas 30 veces, y en la 31ª, gritaremos. Al cabo de un tiempo esta espiral arrastra a los padres, y en vez de gritar a la 31 gritan (o gritamos) a la 2ª ó 3ª, para ahorrarse el resto de las inútiles repeticiones.
¿Os parece adecuado el sistema?

La labor de los padres es agotadora en ocasiones para conseguir que obedezcan, pero dependen de la constancia, y no de los gritos, el que lo consigamos de forma correcta. Nadie dijo que educar fuera sencillo, pero las satisfacciones que nos dan nuestros pequeños lo compensan todo.

Es curioso ver en el juego de los pequeños, como se reflejan las actitudes y comportamientos que aprenden de los que les rodean. Cuando un hijo/a juega castigando o gritando a sus muñecos, no suele ser un buen síntoma.

Está claro que no vamos a poder controlar todas las influencias que reciben nuestros hijos a lo largo de su vida y de su desarrollo, y que son las que van conformándole como persona y generando su carácter y su personalidad. Pero lo que también está claro es que aquellas que sí podemos controlar son precisamente nuestras influencias, y dependen exclusivamente de nosotros.

Consejos alternativos al uso de los gritos.

Es muy difícil detener un grito cuando surge de forma instintivamente como os lo he comentado anteriormente, pero en ocasiones los usamos a menudo y acabamos por convertirlos en un hábito. Éste hábito sí es controlable y extinguible, y depende de nuestra capacidad para educar de otras formas, el que lo erradiquemos de nuestro repertorio como padres.

Algunos consejos que pueden ayudar a evitar su uso son los siguientes:
  • Algo que siempre os digo, antes de dar el grito, aunque os haya roto algo de la casa, o haya pegado al hermano o lo que sea que haya hecho, pararos un segundo y reflexionar, poneros en su punto de vista y buscar los motivos de su actuación. A lo mejor desde vuestra posición no es justificable su acto, pero sí desde la suya, y hay que tener en cuenta que los niños viven el “aquí y ahora” sin contemplar las consecuencias. Esto debe tenerse en cuenta para valorar sus actos, e intentar, siempre de forma relajada, acercar su punto de vista al nuestro y viceversa.
  • En la mayoría de los casos estaréis dos, el padre y la madre. Es una enorme ventaja, ya que hay días que uno los tiene peor y a lo mejor el otro está más relajado. Utilizad esto en vuestro favor. Que actúe el que está más tranquilo y que éste sea el que saca de la situación al otro hasta que se calme.
  • Planificad y hablad bien las cosas entre vosotros. Necesitáis saber cuáles son los límites y las normas que proponéis en vuestra casa, la alianza y la unión entre los dos miembros de la pareja es fundamental.
  • Con todo esto no quiero decir que haya que ser permisivo, que sería lo contrario a aquel que utiliza constantemente los gritos, autoritario. La permisividad y la pasividad tan poco son buenos ayudantes. El mejor es el estilo parental democrático. Os aconsejo que leáis el artículo Estilos educativos de los padres: ventajas e inconvenientes.
  • Nuestros hijos son personas y como tales, merecen ser escuchados con atención antes de reprocharles nada. Esto además les enseña, que para la solución de conflictos, un método válido es el diálogo.
  • Por mucho que parezca increíble, susurrarles o hablar en voz baja les puede desconcertar, y ayudará a que se motiven a prestar atención. Yo mismo lo he probado con un grupo de 9 niños desaforados en unas cuantas ocasiones y es completamente eficaz.
  • No tenemos por qué tener siempre la verdad absoluta de todo solo por ser padres. Por ello, cuando nos equivocamos, aunque nuestro hijo tenga 3 añitos, es bueno reconocerlo delante de él y que nos preste atención. Le enseñamos a reconocer errores.
  • Para conseguir que tu hijo te obedezca, lo más adecuado es motivar, reforzar con elogios todo aquello que hace bien, corregir con el diálogo todo lo que hace mal y enseñarle siempre cuál es la forma correcta de hacerlo. Está claro que esto, en ocasiones, es mucho más cansado que alzarle la voz en un momento determinado, pero las consecuencias son mucho peores.
  • Aunque suene a tópico, canaliza tu frustración, ira o tu rabia en otra actividad que sea más útil que gritarles. Haz deporte, es una actividad que te beneficiará a ti y a ellos, o bien busca otras actividades que te sirvan. Desde luego yo me quedo con el deporte, ayuda a mantenerte sano y en forma, a la vez que te permite “quemar” esos excesos de tensión física y psicológica.

Sigo pensando que gritar a nuestros hijos es algo completamente habitual; eso ha hecho precisamente que lo consideremos como normal, cuando no lo es. ¿Quién no ha visto la típica rabieta del niño y la madre o el padre al lado pegándole un grito? El que lo veamos como normal y habitual, repito, no es porque realmente lo sea.

Si usáis los gritos como recursos educativos, con el artículo no he pretendido que os sintáis culpables, solamente pretendo que reflexionéis en este tema. No es conveniente gritarles, ni para ellos ni para nosotros, y es algo que podemos controlar completamente. Habladlo y pensad.


Fuente: David Cortejoso, Psicología para todos/Superdotados/Psicología infantil/Depresión.

jueves, 25 de abril de 2013

10 consejos para apoyar a hijos adolescentes homosexuales.



1) Aceptar frente al hijo (a) homosexual que es una situación de crisis familiar, que llevará tiempo aceptar.

2) No enfadarse, pensando que es una situación que su hijo (a) ha provocado, sino que no puede evitarla; pensar que su hijo no cambiará y su relación familiar puede seguir siendo la misma, más allá de las preferencias sexuales de su hijo (a).

3) No auto culparse, ni buscar responsables fuera de la familia, como amigos, conocidos o familiares. Debemos recordar que la homosexualidad no es una enfermedad y no hay factores o causas que la desencadenen.

4) Aceptar la orientación sexual de su hijo (a), comunicándoselo al mismo, evitando así sufrimientos inútiles de ambas partes.

5) Informarse del tema, buscando fuentes confiables de información, para aclarar ideas distorsionadas sobre el tema de la homosexualidad.

6) No tratar de cambiar la conducta sexual se du hijo (a), ya que por un lado será inútil, pues no cambiará y por otra parte, se debe respetar a las personas y su elección de vida.

7) Apoyar emocionalmente a su hijo (a), pues muy seguramente ha estado sufriendo en silencio por no poder mostrarse tal cual es y ahora por el shock emocional al informarles sobre su preferencia sexual.

8) Si como padres aún no logran digerir la noticia y les sigue causando angustia, consulten a un psicólogo para que les ayude a aceptar la noticia.

9) No teman enfrentar a la sociedad con la nueva identidad sexual de su hijo (a), piensen que la homosexualidad se debe ver como una tendencia más, perteneciente al ámbito privado de las personas.

10) Pueden relacionarse con otros padres que tengan hijos homosexuales, la experiencia les ayudará a entender mejor a sus hijos y sobrellevar la propia situación.


Fuente: Equipo Buenos Padres, AOL Latino.

miércoles, 24 de abril de 2013

El paso del colegio al instituto.



Vuestro hijo-a a empezado al instituto. Somos conscientes de que este es un momento decisivo para él o ella.Hemos de tener en cuenta que, para muchos, este cambio de etapa supone un periodo de ansiedad y estrés. Hasta sus oídos han llegado muchas historias y leyendas, sobre cómo será su paso por el instituto, por eso se preocupan antes de comenzar el nuevo ciclo. A otros chicos les agobia simplemente el hecho de ser algo novedoso o tener que enfrentarse a algo desconocido. Aún así, está comprobado estadísticamente que, el alumno que ha superado con éxito los estudios en Primaria, continuará con éxito en Educación Secundaria.

Para hacer más llevadero y afrontar mejor este paso de Primaria a Secundaria, te proporcionamos una serie de pasos, destinados principalmente a las familias que contengan hijos que van a realizar el paso a la Educación Secundaria Obligatoria.

- Elaborar un horario de estudio. Tras comenzar el nuevo curso, puedes sentarte junto a tu hijo o hija para elaborar un horario de dedicación a sus estudios. En este horario de estudios se puede contemplar la opción de descansos y momentos de ocio, pero a lo largo de la semana, el tiempo de estudio debe ser una las actividades principales del día. Este horario de estudios no sólo es para realizar deberes y ejercicios que les hayan mandado para casa, también tendrá que dedicar un tiempo a repasar, preparar resúmenes y adelantar trabajo de cara a los controles. La dedicación diaria y tranquila de estudios es la mejor medida de prevenir dificultades posteriores. Como padres vuestra misión no será otra que la de supervisar esta dedicación y garantizar las condiciones adecuadas.

- Hablar sobre los estudios. Intenta mantener una comunicación con su hijo o hija sobre los estudios y la vida del instituto. Escucha sin juzgar y realizar preguntas del tipo: ¿Qué tienes pensado hacer? ¿Y tú que piensas de eso?, pero que no sea un interrogatorio, deja que tu hijo te cuente y plateé preguntas abiertas. 

- Para que el paso a Secundaria sea un éxito, también has de poner de tu parte y mantener contacto con el Instituto o centro de estudios, para informarte sobre la marcha de tu hijo por este nuevo ciclo, sin tener que esperar a los resultados de las evaluaciones. A lo largo de cada trimestre, es conveniente mantener una entrevista con el tutor o tutora de tu hijo, y acudir siempre que les llame para hablar con sus profesores. Y si fuera necesario, tendrá que adoptar las medidas que su tutor o tutora aconseje. La colaboración entre las familias y el Instituto de Educación Secundaria es indispensable en estas edades. Si rompe las relaciones con los educadores de sus hijos, habrá perdido a un importante aliado en la educación de su hijo.

- Desconfiar de mensajes poco creíbles. En ocasiones, los chicos y chicas de esta edad, para eludir obligaciones suelen usar la excusa de "no tengo nada que estudiar", "no tenemos exámenes" o la típica de "todos mis compañeros hacen lo mismo". No te dejes engañar y contraste información con otros padres o profesores.

- Controlar el tiempo de dedicación a Internet y videojuegos. A estas edades suele aumentar significativamente el tiempo de dedicación a Internet, sobre todo a lo que son las redes sociales. Desde el inicio del curso, deberás marcar un horario, normas estrictas sobre su uso, y para asegurarse de que se llevan a cabo, deberás supervisar su uso. Los abusos de Internet y videojuegos, suelen ser el principio de un fracaso en los estudios. 

- Establecer contratos con tu hijo. Si fuera necesario, puedes negociar con tu hijo y establecer una serie de contratos, haciendo que tu hijo o hija disfrute de una serie de privilegios si cumple el horario de estudios y obtiene resultados adecuados. Como premio o recompensa se puede hacer uso del ordenador, teléfono móvil, bonificaciones en la paga del fin de semana o cualquier otra acción que tu hijo o hija pueda suponer como un premio.

- Informarse de los círculos de amigos. A partir de esta edad es normal que el círculo de amigos que tiene tu hijo sea más numeroso y tenga gran influencia sobre el adolescente. El paso a Secundaria es un momento en el que se establecen nuevas y más relaciones, por lo que es conveniente mantenerse informado y vigilante sobre sus amistades, no todas tienen que ser una influencia positiva.

- Acuerdo entre la pareja. El paso de Primaria a Secundaria, no sólo supone un cambio de ciclo en la vida del niño, también el inicio a la adolescencia. El manejo de un hijo o hija adolescente es especialmente complicado para todas las familias. Es muy importante que la pareja se mantenga unida, hablar sobre el tema y adoptar las medidas necesarias de mutuo acuerdo. Encubrir al hijo frente a la pareja, romper acuerdos o simplemente desentenderse es una forma inadecuada de afrontar esta etapa.

- Animar y elogiar a tu hijo o hija. Desgraciadamente, en la mayoría de los casos, los chicos que tienen una dedicación a los estudios adecuada durante la Secundaria reciben pocos refuerzos y estímulos positivos, al contrario, suelen encontrarse con más problemas y obstáculos que el resto, por cumplir con su deber. El apoyo de su familia, las palabras de aliento, ánimo y refuerzo son fundamentales.

- Y por último, pero no menos importante, hay que estar pendientes y atentos a los cambios. Tanto al comienzo del paso a Secundaria como a lo largo de esta nueva etapa, es conveniente estar atentos a posibles cambios de humor y de conducta en tu hijo o hija. Cambios bruscos como mal genio, nerviosismo, cambios bruscos en sus costumbres, pueden llegar a ser una señal de alerta. En estos casos, no dejes pasar mucho tiempo y aborda el tema, en primer lugar con tu hijo o hija, y si esto no fuera efectivo infórmate a través de los profesores del centro. En el caso de existir problemas, podrás pedir ayuda a otros especialistas, como el orientador u orientadora del instituto.

Siguiendo estas pautas y sobre todo, teniendo una buena relación con tu hijo o hija, el paso de Primaria a Secundaria será todo un éxito y no se presentarán problemas.

                          Fuente: Folletos de ayuda a padres y madres.
                          JESÚS JARQUE GARCÍA. www.jesusjarque.com

martes, 23 de abril de 2013

Enseña a tu niño modales en la mesa.



Masticar con la boca abierta, poner los codos sobre la mesa, jugar con la silla y con la comida, levantarse antes de tiempo… Seguro que la mayoría de estas acciones las lleva a cabo tu hijo mientras estáis sentados a la mesa. Los niños son muy impacientes y no nacen con las normas de cortesía aprendidas, por lo que deberás enseñarle a comportarse desde bien pequeño. Cuanto antes las conozca, más rápido será el aprendizaje

Aprender desde pequeñitos.

A partir de los 2 o 3 años, los niños empiezan a comer en la mesa con el resto de la familia, a la vez que empiezan a tomar parte en las celebraciones –cumpleaños, bautizos, comuniones-, compartiendo el banquete con los adultos. 

Y los niños, como corresponde a su edad, son muy inquietos y traviesos: se cansan enseguida, se quieren levantar a jugar, no obedecen cuando se les llama para comer, etc. Esto es normal, pero siempre hay que marcar unos límites, sobre todo cuando comemos con más gente o se está en un restaurante. 

En la mesa, y también en otros lugares, hay que enseñarles a comportarse con una cierta educación y compostura. Por eso es una buena idea que les enseñes desde pequeñitos, para que se acostumbren cuanto antes y no adopten malos hábitos que después serán más difíciles de modificar.  

En esta etapa la imitación y el juego son las claves para adquirir cualquier comportamiento. Observar al resto de la familia comiendo les ayudará a aprender, por lo que es muy importante que pongamos atención a lo que hacemos nosotros. No se puede pedir a un niño que no ponga los codos en la mesa o que no coma con la boca abierta si nosotros no somos capaces de cumplirlo. 

Para ello los padres deben mostrar siempre una actitud segura y confiada y nunca ser incoherentes. Ambos deben marcar las mismas directrices para no volver locos a sus hijos. 

Lo que nunca debe hacer:

- Empezar a comer antes de que se siente todo el mundo. Es de muy mala educación comenzar sin que estén presentes todos los comensales, a no ser que la comida se pueda enfriar y estropear y los anfitriones así lo indiquen. 

- Comer con la boca abierta o llena. A nadie le gusta ver los trocitos medio masticados de la boca de otro, pero tampoco es de buena educación llenarnos hasta arriba de comida y no poder ni masticar, y menos aún hablar con la boca llena o comer haciendo ruidos. Enséñale a comer pequeños trocitos. La comida nunca debe ser arrojada sobre el plato una vez que ha sido masticada.

- Jugar con la silla. Además de que sea de mala educación, es bastante peligroso si se cae, ya que se puede romper la barbilla o hacerse mucho daño en la espalda y el coxis. El niño debe permanecer bien sentado, con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo –si llega.

- Chupar los cubiertos. No se deben lamer los cubiertos, pero sobre todo el cuchillo, ya que además de quedar muy feo, también es peligroso. 

- Interrumpir a otros mientras hablan. Esta es una norma esencial que debe cumplir no sólo en la mesa, sino siempre que esté presente en una conversación. 

- Jugar con la comida. Todos hemos oído la frase: “Con la comida no se juega”. Y es que es de mala educación hacer bolitas con la miga del pan, montañitas con el arroz… Los alimentos son para comer, no para divertirse con ellos.

- Poner los codos sobre la mesa. El antebrazo sí debe estar apoyado en la mesa mientras cortamos la comida y la cogemos, pero los codos no. 

- Gritar o dar voces. Aunque a veces haya muchos invitados y sea difícil hacerse oír, acostúmbrale a que no chille.

- Rascarse. Los niños son propensos a rascarse los brazos, la cabeza, etc. pero no es un gesto muy higiénico en un lugar lleno de comida. 

- Beber sin limpiarse la boca. Antes de coger el vaso para beber, es recomendable que se limpie la boca para evitar mancharlo de grasa y que se vuelva opaco de la suciedad. 

- Bostezar. Si ha dormido mal o está muy cansado y no puede evitar hacerlo, enséñale a ponerse la mano delante de la boca o a hacerlo de la forma más discreta posible, no hace falta que su bostezo interrumpa las conversaciones.

- Hurgarse la nariz. Otra mala costumbre de los más pequeños, andar todo el día con el dedo metido en la nariz. Pero si siempre debe evitarse este gesto, más aún cuando se está comiendo, no sea que indigestemos al resto de comensales -aparte de hacernos pasar un poco de vergüenza.

- Quitarse los zapatos. Seguro que tus hijos tienen la manía de deshacerse de su calzado en cuanto se sientan en el sofá de casa o en el suelo para jugar. Pero a la mesa no debe estar descalzo. Si estáis en casa y los zapatos le molestan o le hacen daño, ponle unas zapatillas de estar por casa. 

- Levantarse antes de que acabe la comida. Los niños, en cuanto han comido, quieren levantarse a jugar, pero debes intentar que permanezca a la mesa hasta que se haya acabado el postre. Obviamente no le puedes obligar a estar toda la sobremesa escuchando “aburridas” conversaciones de adultos, pero sí a estar hasta el final del banquete y a pedir permiso antes de irse.

Consejos para ayudarle.

Ante todo, debes darle ejemplo. Intenta poner en práctica todas las normas que le has enseñado. Los niños aprenden por imitación y le será más fácil aprenderlas todas si ve a sus padres cumpliéndolas.

A pesar de ello, alguna vez puedes simular que te equivocas para que vea que no pasa nada si mete la pata. Así te corregirán ellos y reforzarás el hábito. Cuanto te confundas, haz siempre un comentario del tipo: “¡Mira a mamá, también se equivoca!”.

No le enseñes todas las normas a la vez o le volverás loco. Debes ir poco a poco mostrándole cómo se come correctamente y corrigiendo lo que haga mal. Pero no le hagas una lista enorme de reglas, le parecerá imposible cumplirlas todas y se desanimará.  

No debes regañarle cuando haya más gente delante (sobre todo si está su hermano o primo mayor al que quiere impresionar). Podéis disponer una frase secreta que sólo vosotros entendáis para que corrijas lo que está haciendo mal sin que los demás se enteren. Por ejemplo, si quieres que quite los codos de la mesa, busca una afirmación que empiece por CO: “¿Cómo se llamaba ese amigo tuyo que vino el otro día?”. Así él sabrá a qué te refieres pero no le harás pasar vergüenza. 

Muéstrate efusivo y alábale cuando vaya haciendo progresos. Un beso tuyo después de comer o un cumplido le harán más feliz que cualquier regalo del mundo. 

No te muestres impaciente ni le grites si después de varios días enseñándole aún pone los codos en la mesa o mastica con la boca abierta. Cualquier aprendizaje requiere su tiempo. 

Una buena herramienta que ayuda al trabajo educativo es inventarse algún juego para que comprenda mejor las reglas y le resulte más fácil aprehenderlas. Por ejemplo, inventad un cuento o una canción que contengan las normas que se deben seguir a la mesa. También podéis practicar con sus juguetes, preparando un banquete imaginario con sus peluches y sus muñecas. 

Lo importante es que se creen unos hábitos a la hora de la comida y que tu hijo gradualmente vaya adquiriéndolos, sin agobios ni prisas puesto que al fin y al cabo, es todavía un niño. 


Fuente: Irene García. http://www.todopapas.com/ninos/educacion#

lunes, 22 de abril de 2013

Portate bien. ¿Cómo hacer que mi hij@ que se porta mal, se porte bien?

Si en la escuela te dicen que tu hijo/a pega a otros niños/as, en casa se pelea con sus hermanos/as o primos/as y hace justo lo contrario de lo que tú le dices, le pones normas y las incumple, le regañas,  ya no sabes que hacer y crees que se está convirtiendo en un auténtico tirano puede que tengas que replantearte algunos aspectos sobre los límites que pones a tu hijo/a y el modo en que le  transmites  tanto las normas y tu autoridad como su amor hacia él o élla. Los niños/as no son malos/as, pero muchas veces se portan mal. Culpabilizar al niño/a como persona y no a sus acciones niega toda posibilidad de cambio y crea una gran frustración tanto en tu hijo/a como en ti misma.


Si no paras de repetirle lo malo/a que es, actuará en consecuencia: “si soy malo/a, me porto mal, es lo que esperan de mí”.Debes conseguir cambiar la mala conducta por la adecuada empezando por  cambiar el “Qué malo/a eres!” por “Qué mal te portas!”

Los niños/as, pasan por distintas etapas del desarrollo moral y emocional que condicionan su forma de comportarse, al igual que pasa cuando empiezan a gatear o a caminar, el ritmo de maduración moral, no coincide en la misma edad cronológica en todos los niños, por eso cuando intentamos enseñarle a portarse bien tendremos que intentar adaptar nuestro  de grado de exigencia y los razonamientos que usamos a su nivel (p.e. el niño/a de dos años no entenderá un concepto como el altruismo).

Cuando nuestro hijo/a se porta mal, deberemos ser muy sensibles a sus vivencias personales y por supuesto no dejar de demostrarle en ningún momento cuánto le queremos, aunque estemos muy disgustados.

La mayor necesidad que tiene un niño es la de sentirse profundamente querido.

Las normas y castigos son límites que todos los niños necesitan, pero debemos tener en cuenta varios aspectos antes de usarlas.

Las normas:
  • Deben ser claras.
  • El niño debe saber la consecuencia de no cumplirlas.
  • Deben ser adecuadas a cada edad.
  • Debemos priorizar las realmente importantes y necesarias.
  • Debemos elogiar su cumplimiento.

Los castigos:
  • Deben ser ajustados a la falta que ha cometido.
  • Deben ser más inmediatos cuanto menor es el niño/a. (si se porta mal el martes no le castigues el sábado)
  • No deben condenar al niño/a, si no a la acción que ha realizado.

Deben corregir al niño/a, hay que enseñar al  niño/a cuál era el comportamiento esperado y que alternativas tenía para resolver el problema o la situación.

Cuando no sabemos por dónde empezar

Cuando el problema se nos va de las manos, lo mejor será analizar profundamente la situación, quizás debas coger lápiz y papel e intentar contestar a estas preguntas:

1.¿Cuál es realmente la causa del problema?
Qué está provocando en tu hijo esa conducta. Hay un montón de motivos para  que esté llamando la atención:  por celos, porque estamos poco tiempo con él, estrés,  porque no sabe la forma correcta de actuar.

2.¿En qué momentos se suelen desencadenar los problemas?
Analiza en qué momentos puedes predecir un comportamiento no deseado, cuando le vas a dar la sopa, cuando su hermano/a coja un juguete, cuando lo sacas de la bañera, cuando tiene sueño

3.¿Qué puedo hacer  para prevenir  que se produzca? 
Piensa de que forma te puedes anticipar al problema, reconduce el modo en que se presenta la situación o advierte a tu hijo, cuando veas que algo no va bien, cómo te gustaría que se comportara.

4.¿Cómo reaccionaré? 
Intenta tener clara la forma de cortar de forma rápida la conducta no deseada, de mostrar control emocional y firmeza. Deberías mostrar tu desaprobación y disgusto pero sin perder los nervios.

5.¿Qué sanciones o castigos puedo aplicar?
Haz una lista de posibles castigos o sanciones, no esperes a castigarlo con lo primero que se te ocurra que quizás será inadecuado.

6.¿Cuál será mi plan de acción? 
Intenta trazar un plan y presentale a tu hijo/a un objetivo, explícale la forma de alcanzarlo y piensa en cómo le podrás ayudar tú. La forma de presentar ese objetivo dependerá de la edad del niño. Si es pequeño puedes hacer un dibujo en una cartulina con un coche en una esquina y una casita en la opuesta y cada vez que tu hijo/a realice bien la acción haz que el coche avance, con pegatinas o crucecitas, cuando el coche llega a la casa, se ha alcanzado el objetivo y entonces tendrá un premio. El premio, no siempre tiene que ser siempre material, puede ser hacer algo que le guste mucho, un pastel casero, o lo que se te ocurra.  Si es más mayor la recompensa deberás negociarla con él, una posibilidad puede ser  regalarle “tiempo” para hacer cosas que le gustan.
Los cachetes no sirven de nada, someten pero no educan. El niño/a pequeño/a no puede entender que una persona que le quiere le haga daño, crea resentimiento y hace sentir mal al adulto y al niño/a. Cómo vamos a enseñar a no hacer daño a los demás, pegando!

Utilizar los cuentos para educar
En los cuentos los niños se pueden identificar con los problemas de otros niños, darse cuenta de que no son los únicos que se sienten rabiosos o tristes y pueden aprender de esos personajes el modo de resolver sus situaciones conflictivas.

domingo, 21 de abril de 2013

Fumar en presencia de los hijos


Si usted logra que sus hijos no adquieran el habito de fumar habrá conseguido algo importante para su salud. Quizá le parezca muy difícil, pero no es imposible con una estrategia bien pensada.


LA EDAD CRÍTICA.

A los 14 años, cuando más o menos comienza la adolescencia, es cuando el chico y la chica pasan a ser fumadores activos. Es precisamente el periodo de transición, se sienten adultos y el cigarrillo es un símbolo de su independencia. Ven al papá o a la mamá fumar y ya quieren ser como ellos, grandes y "muy machos" Empiezan a fumar abiertamente y entonces se forman los hábitos que duran toda la vida. Por eso, para los padres es muy importante entender por que a los adolescentes les atrae el cigarrillo.

Durante la década de los setenta los médicos dejaron de considerar como adolescentes rebeldes a los chicos y chicas que empezaban a fumar en esa edad critica. Ahora analizan la causa de ese impulso para establecer factores que contribuyen a la iniciación de un nuevo fumador. Los más importantes son el ambiente, la personalidad y el comportamiento.

Indudablemente son muchos los factores que contribuyen a que sus hijos adquieran el peligroso habito de fumar. No obstante hay dos que han sido identificados como los mas determinantes en los adolescentes:
- la influencia de los padres, y la de sus amigos.

Los padres deben recordar que si nunca han fumado, si son fumadores o si dejaron de fumar, han creado el modelo que sus hijos tienden a imitar. Esa imagen es muy fuerte y muy influyente en ellos, empieza a formarse durante la niñez y va creando actitudes de aceptación o de rechazo hacia el cigarrillo. Por ejemplo, hay niños de primer grado cuyos padres fuman que encuentran muy natural fumar, para ellos es aceptable. Pero no saben hasta donde pueden llegar las consecuencias ya que los niños tienden a imitar a los padres y por ahí, es donde el niño adolescente se ve con las ganas de fumar y luego todas sus consecuencias.

Es decir, la actitud de los padres puede cambiar notablemente el riesgo de que el niño se convierta en un fumador empedernido con todas sus consecuencias.

La influencia de los amigos es muchas veces la que hace que sus hijos empiecen a fumar.

Es difícil que un chico diga no cuando esta en un grupo de amigos que le ofrecen cigarrillos constantemente. Ya que después lo pueden sacar del "grupo" o decir que es un "santito" Es una labor delicada para los padres alertar a sus hijos contra la tentación de encender el primero. No obstante, es un esfuerzo necesario que ayudara a proteger la salud de sus hijos y usted, mejor que nadie, sabrá como hacerle comprender el daño que hace echar humo. Si lo cree conveniente, busque ayuda profesional para lograr su propósito.

¡Los padres que fuman tienen hijos que tosen! Los niños fuman pasivamente cada vez que Ud. prende un cigarrillo. Una hora dentro de un ambiente lleno de humo equivale a fumar 5 cigarrillos diarios. Fumar en casa incrementa las infecciones de las vías respiratorias superiores en niños (infecciones de oídos, bronquitis, asma). Los niños asmáticos cuyos padres fuman tienen menor capacidad pulmonar y más ataques de asma que aquellos que viven con padres no fumadores.

LOS PADRES QUE FUMAN, ¡TIENEN HIJOS QUE FUMAN!.

Los niños empiezan a fumar hacia los 12 años y generalmente porque quieren imitar a los adultos, incluyendo a sus padres. El noventa por ciento de todos los fumadores comienzan antes de los 18 años.

Cada día 5.000 niños prenden un cigarrillo por primera vez. Los padres que no fuman tienen mas posibilidades de tener hijos que no fumen. ¡Por que no dar el ejemplo a sus hijos!

Y los hijos que fuman tienen un alto índice de inclinarse hacia las drogas.

Fuente: http://dr-ramiro-pediatra.com/


sábado, 20 de abril de 2013

¡Quiero un móvil! : Cuándo comprar a los niños su primer teléfono


¡Quiero un móvil! : Cuándo comprar a los niños su primer teléfono



EL MÓVIL NO ES SÓLO UN TELÉFONO, ES UNA POTENTE HERRAMIENTA DE COMUNICACIÓN, SOCIALIZACIÓN Y ENTRETENIMIENTO. TODOS LOS NIÑOS QUIEREN TENER UNO Y CADA VEZ LO QUIEREN ANTES

La mayoría de los adultos controlan el uso del móvil y suele utilizarlo para hablar o mandar mensajes cortos, pero para los adolescentes es una herramienta que va más allá de la simple comunicación.  Han creado su propio lenguaje, le han sacado más aplicaciones de las que sus padres hubieran nunca imaginado y cada vez son más los que se pasan gran parte del día literalmente comunicando.

Por ello no es casualidad que las empresas de telefonía hayan puesto sus ojos en los más pequeños de la casa. Los adolescentes son objetivo prioritario de las compañías que conocen perfectamente el poder de atracción que ejerce y han creado productos cada vez más llamativos y con aplicaciones más atractivas, especialmente dirigidos a ellos.

Los datos hablan por sí solos, ya que casi la mitad de los menores entre 6 y 11 años tiene un móvil, y a partir de los 14 son ocho de cada diez, y lo que es más alarmante, la edad de inicio a la "movilmanía" sigue bajando. Por ello, no es de extrañar que Disney disponga de su propio móvil o que Imaginarium haya lanzado también un teléfono.

Lo que es indudable es que cuando un niño pequeño ve que a su alrededor todo el mundo tiene un móvil, suele querer uno. A medida que crece lo que le atrae ya no es sólo hablar, ya que ahora los adolescentes también hacen fotos, navegan por internet, mandan mensajes y escuchan música por sus terminales.

No hay que olvidar que el móvil puede ser de gran utilidad para los niños, pero también para los padres, que pueden tenerlos localizados a todas horas, algo especialmente útil en las familias en las que los hijos pasan muchas horas solos. Pero junto a los beneficios, no hay que perder de vista los riesgos.

A la vez que tranquilidad, los móviles pueden generar también muchas tensiones, ya que aunque se inventaron para comunicarse acaban generando distancia y muchos padres sienten que cada vez que quieren hablar con su hijo éste está concentrado en su móvil..

Tampoco hay que olvidar que las nuevas tecnologías pueden generar adicción. Los estudios vuelven a dar la voz de alerta: uno de cada cuatro niños reconoce que se siente mal sin su móvil y un diez por ciento afirman haberlo pasado fatal cuando se lo han quitado. Por último, no hay que ignorar el gasto económico que supone cada terminal móvil.

En cualquier caso, los padres, en este, como en otros asuntos, deben evitar caer en las modas o en la insistencia de los hijos que les presionan con que todos sus amigos ya tienen uno. Deben comprar un móvil a su hijo cuando piensen que lo necesitan o crean que va a hacer un buen uso de él. Por ello, la mejor receta para saber cuando y como deben utilizar los hijos el móvil es tener sentido común y conocer y controlar ventajas e inconvenientes

Cuando y Cómo.

- No se recomienda comprar un móvil antes de los 12 años. La edad aconsejada es entre los 14 y los 16,
momento evolutivo que coincide con el inicio de la etapa social por excelencia.

- Entre los 11 y 13 años los menores carecen de criterio para usar adecuadamente el móvil, por lo que, si no es necesario, hay que evitar que tengan uno propio. Se puede dejar que hagan uso del móvil familiar de forma esporádica y, en la medida de lo posible, cuando estén acompañados de un adulto. 

- A partir de los 13 empieza una edad complicada, ya que el adolescente sabe utilizar todas las posibilidades del teléfono y puede caer en el riesgo de la adicción. Los padres pueden consensuar con los hijos de esa edad la disponibilidad de un móvil, se puede controlar el gasto y limitar su uso a unas determinadas horas y números.

- A los16 los expertos consideran que ya puede contar con su propio teléfono, aunque es aconsejable ponerle límites en cuanto a consumo. 

- Limitar su uso.   En general, es aconsejable que los menores sólo utilicen el móvil el fin de semana o cuando salen solos de casa. No  se les debe dejar el móvil entre semana, ni que lo lleven al colegio.

- Controlar el gasto. Se puede hacer que el niño colabore a pagar la factura de su móvil con parte de su paga. Así aprenderá a reducir su uso a lo imprescindible.

Fuente: padresonones.es



viernes, 19 de abril de 2013

Actividades y ejercicios: Estimulación sensorial.




1. Estimulación del tacto. Ejercicios y actividades: 

De 0 a 6 meses.
  • Caricias, cosquillas y juegos (cara, pies, manos, columna vertebral, etc). -Masajes con las manos por todo el cuerpo, utilizando una crema o loción infantil.
  • Colocar al niño en una manta, boca arriba y boca abajo, sólo con el pañal, compuesta por trozos de tela de diferentes texturas (algodón, terciopelo, lana, etc.).
  • Poner en la mano del bebé (a partir de 4 ó 5 meses) objetos de fácil prensión y de distintas texturas. Pasar objetos por distintas partes sensibles del cuerpo del bebé.
  • Poner al bebé encima del educador, sobre sus rodillas, en una superficie plana, donde hay dos muñecos duros y dos blandos. Se los irá dando al bebé, uno por uno, para que lo explore, acompañando la acción con la palabra. -Colocar al niño debajo del trapecio, encima de una manta suave, para que pueda tocar y experimentar los objetos colgantes. 
 De 6 a 12 meses.
  • Se coloca al niño en una manta, sobre una superficie plana, y se le proporcionan objetos blandos, trozos de tela de diferentes tejidos, diferentes tipos de papel, objetos planos de distintos materiales, etc. El educador se los mostrará, los manipularán juntos y le dejará que los exploré.
  • Se puede realizar la misma actividad pero escondiendo los objetos en una cesta no muy cerrada, para que el niño escoja aquellos objetos que más le llaman la atención. -También se pueden realizar los mismos ejercicios que de 0 a 6 meses pero adaptándolos a sus posibilidades.

2. Estimulación del gusto. Ejercicios y actividades: 


De 0 a 6 meses.

  • Percibe el sabor “dulce” a través de la leche materna, natural o artificial. 
  • A partir de los 4 meses percibe los sabores “amargo” y “ácido” a través de la papilla de frutas. 
De 6 a 12 meses. 
  • Al introducir nuevos alimentos (carne, verdura, pescado, cereales, etc.) el gusto del bebé se amplía con lo salado.
3. Estimulación del olfato.
  • Ejercicios y actividades: Los ejercicios y actividades que se llevaran a cabo de 0 a 12 meses son: el educador simplemente acercara a la nariz del niño distintos materiales con olores diferentes (bolsitas con olores, perfumes, algodones con olor, esencias de vainilla, coco, etc.) para que esté vaya percibiendo sus aromas.
4. Estimulación del oído. Ejercicios y actividades: 

De 0 a 6 meses.
  • Sonajeros. 
  • Peluches y muñecos sonoros. 
  • Campanillas. 
  • Cascabeles.
  • Móviles musicales. 
  • Mantas musicales. 
  • Grabaciones de música clásica, nanas, canciones infantiles, etc. 
  • Grabaciones de sonidos variados. 
  • Títeres de manos.
De 6 a 12 meses.
  • El mismo material que de 0 a 6 meses pero adaptándolo a sus posibilidades.
  • Objetos o juguetes que al apartarlos o moverlos emitan sonidos. 
  • Pelotas pequeñas sonoras. 
  • Papel de diferentes clases (celofán, seda…).
  • Objetos de diferentes materiales (madera, plástico…).
Fuente:  Mª Carmen Gómez Ibáñez
Actividades y ejercicios de estimulaciuón sensorial.

miércoles, 17 de abril de 2013

Estimulación temprana de 0-24 meses.



Estimulación temprana 0 – 24 meses. 


LOS PROGRAMAS DE ESTIMULACIÓN TEMPRANA.
  • CARACTERISTICAS GENERALES. Los objetivos se delimitan partiendo del nivel de desarrollo en que se encuentra el niño en cada una,ya que no necesariamente tiene que darse uniformidad, encontrándonos probablemente conque varía el nivel de desarrollo en las diferentes áreas y por lo tanto, habrá que tomar como punto departida la situación real en ellas.

  • ÁREAS DE ESTIMULACIÓN.
    1. ÁREA MOTORA GRUESA. Los ejercicios en esta área van orientados a conseguir por parte del niño/a el control sobre su propio cuerpo, lo que implica tanto el establecimiento del tono muscular adecuado, como de las reacciones equilibratorias, al mismo tiempo que la comprensión de las relaciones espacio-temporales; todo lo cual va a permitir desplazarse sin peligro por el espacio circulante.
    2. ÁREA COGNITIVA. La estimulación de esta área pretende englobar, a todas aquellas actividades que van a favorecer el desarrollo de las estructuras cognoscitivas que servirán de punto de partida, para construcciones intelectuales superiores.
    3. ÁREA DEL LENGUAJE. La estimulación, en este apartado, se encamina a conseguir desde las primeras manifestaciones del pre-lenguaje (vocalizaciones simples, balbuceos, etc.) hasta la completa comprensión por parte del niño del lenguaje, con la posibilidad de expresarse a través de este.
    4. ÁREA SOCIAL. Dentro de esta área, la estimulación se presta a proporcionar al niño el mayor grado de autonomía e iniciativa posibles, en lo referente a los hábitos básicos e independencia personal (alimentación, vestido, aseo ...); así como una conducta social normal y adaptada al ambiente en que se desenvuelve ésta.
    5. ÁREA MOTRICIDAD FINA. Los ejercicios en esta área, van orientados a establecer un adecuado control muscular de los miembros superiores, intentando conseguir una fineza motora en manos y dedos. Se trata también de desarrollar una buena precisión en aquellas tareas que se requieran la coordinación de manos y ojos (coordinación viso-manual).


MATERIALES PARA TRABAJAR LA ESTIMULACIÓN TEMPRANA.
  • MATERIAL ÁREA PSICOMOTRICIDAD GRUESA - COLCHÓN -RODILLO -ALMOHADONES DUROS -TABURETE -ARRASTRE -PELOTA -ESPEJO -ESCALERAS -TACOS DE MADERA -JUGUETE

  • MATERIAL ÁREA COGNITIVA -FONDO BLANCO CON FIGURAS NEGRAS -JUGUETE ATADO A UNA CINTA -OBJETOS DE COLORES BRILLANTES -BOLITAS -PELOTA DE PING-PONG -LINTERNA -TAZA Y JUGUETE PEQUEÑO -BITS -CINTAS CON DIFERENTES SONIDOS -TABLERO CON CÍRCULO, CUADRADO Y TRIÁNGULO -CUENTOS -RASTRILLO O PALO -RECIPIENTES Y JUGUETES DE COLORES -RECIPIENTES DE ENCAJE -LOTOS -CARTONES CON CUADROS DE COLORES -PUZZLES DE DOS O TRES PIEZAS

  • MATERIAL ÁREA LENGUAJE -PULSERA DE CASCABELES -CAMPANA -LÁMINA DE ANIMALES -OBJETOS DE LA VIDA COTIDIANA -ESPEJO -VELA, FLAUTA, POMPAS DE JABÓN -MUÑECO -LÁMINA DE FIGURA HUMANA -FRASCOS CON SUSTANCIAS OLOROSAS -OBJETOS GRANDES Y PEQUEÑOS -LIBROS CON FIGURAS

  • MATERIAL PSICOMOTRICIDAD FINA -SONAJERO -JUGUETES -PAPEL DE SEDA -CUBOS PEQUEÑOS DE COLORES -CANCAS, BOTONES, BOLITAS -PIANO DE JUGUETE -TELÉFONO DE JUGUETE -RECIPIENTES DE DIFERENTES ANCHURAS Y PROFUNDIDADES -EJE CON ANILLAS GRANDES -EJE CON ANILLAS PEQUEÑAS Y BOLAS -ARO CON CORDEL -HUCHA CON MONEDAS -PIZARRA -PAPEL Y CERAS -CAJITAS -FRASCOS DE ROSCA -BOTELAS -LIBRO DE PÁGINAS GRUESAS -CUENTAS Y CORDÓN.


BIBLIOGRAFÍA: BOUCHER, H. (1976). Trastornos psicomotores en el niño ( Práctica de la educación psicomotriz) Toray Masson. Barcelona.DÍAZ, M.I. Y JORQUERA (1991). Sugerencias e estimulación para niños de 0 a 2 años. Andrés Bello. Chile.GESSELL, A. (1976) Diagnóstico del desarrrollo normal y anormal del niño. Paídos. Buenos Aires.JUSTO DE LA ROSA, M. (1991) Orientaciones eductivs para niños de 0 a 3 años.STAMBACK, M. (1981) Tono y psicomotricidad (Desarrollo psicomotor de la primera infancia) Pablo del Río. Madrid.VAYER, P. (1973) El niño frente al mundo. Científico-médica. Barcelona.VOST, W. (1979) Estimulación del movimiento. Interduc/Schoroedel. Madrid.ZAZZO, J.M. (1971) Manual para el exámen psicológico del niño. Fundamentos. Madrid.FERNÁNDEZ BALLESTEROS.(1984) Psicodiagnóstico. Tomo II MEC. UNED. Madrid.FERNÁNDEZ BALLESTEROS. (1984) Psicodiagnóstico. Tomo III MEC. UNED. Madrid.GARCÍA HOZ. (1970) Diccionario de pedagogía Tomo g-z. Labor. Barcelona.LOU ROJO Y LÓPEZ URQUÍZAR. (1998) Bases psicopedagógicas de la educación especial. Pirámide. Madrid.MATAS Y OTROS. (1997) Estimulación temprana. Luman Humanitas. Buenos Aires (1997)MERINO Y OTROS. (1995) El niño de 0 a 3 años guía para padres y educadores. Escuela Española. Madrid.


Lic. Lorena Aguado Sánchez.

martes, 16 de abril de 2013

Hijos de padres separados.


Con el aumento de los divorcios y separaciones durante los últimos años en España, es necesario aclarar algunas ideas relacionadas con los efectos que se producen en la familia y en concreto en los hijos de padres separados.

Hay que dejar claro que una separación o divorcio en sí mismo NO produce problemas en los niños. La relación lineal divorcio –> problemas, estableciendo que un divorcio siempre va a generar problemas de desarrollo en los hijos, no existe. Una característica de los niños es que se adaptan muy rápidamente a los cambios en su contexto. Claro está que esto sucede de manera adecuada y sin dificultades añadidas si los padres lo hacen bien. En caso contrario, hay que ver qué cosas están haciendo los padres que pueden explicar que un niño de padres separados presente problemas que no presentaba antes de la separación y qué deben hacer los padres para que estos problemas, en el mejor de los casos, no se generen o si ya se han dado, que desaparezcan. Los problemas más frecuentes que se encuentran en los niños más pequeños están relacionados con los problemas académicos mientras que en niños algo más mayores suelen ser de tipo social. En todas las edades pueden aparecer pensamientos relacionados con la atribución de culpa de que los padres se hayan separado o miedo a que sean abandonados por uno de los progenitores.

Una separación o divorcio supone cambios en la organización de la vida familiar. Objetivamente, si los niños viven con uno solo de los progenitores el otro va a pasar menos tiempo con ellos y el peso de la educación puede recaer más en la parte que convive con los niños. Pero esto no es malo de por sí y no supone para nada que los niños vayan a presentar problemas de adaptación. Los niños estarán aprendiendo de menos fuentes, pero estarán aprendiendo según lo que les enseñe el progenitor. No es cierto que los niños necesiten a dos personas para desarrollarse de manera sana. Lo importante es que se establezcan normas y que puedan aprender determinados hábitos y habilidades, y eso se puede hacer perfectamente de manera individual. De hecho, mantener la convivencia y la relación de pareja “por los niños” puede ser contraproducente si el nivel de conflicto es alto o si no hay acuerdo en determinados aspectos relacionados con la educación, suponiendo una educación poco coherente. La separación no es sinónimo de problemas ni el matrimonio es sinónimo de bienestar. Si hay problemas en la pareja, puede ser mejor para los niños que se produzca una separación que el mantener la convivencia.

Para evitar que los hijos de padres separados desarrollen problemas, los padres que se separan deben tener en cuenta los siguientes puntos.

Por un lado,  deben procurar que los niños sufran los menores cambios posibles en su día a día. Esto significa que deben respetar al máximo sus horarios y actividades que mantenían hasta antes de la separación. Los que deben hacer el esfuerzo son los padres, no los hijos, y por tanto es más adecuado que sea el padre o la madre los que realicen cambios en su vida diaria para mantener las rutinas de los hijos que al revés, si bien es cierto que esto no siempre es posible. Los niños pueden modificar algunos hábitos sin problema, pero lo que no se debe hacer es trastocarles toda la organización de la semana de golpe, y que ésta vaya variando cada semana. Aquí también se incluye un régimen de visitas estable. Los niños necesitan una rutina, esto les permite conocer su nuevo contexto y evita que sufran estrés. Así, aunque ya no vean a sus padres todos los días y estén viviendo un cambio, el impacto será menor si saben que “vemos a mamá/papá los martes y jueves” o que “como es fin de semana, voy a estar con papá/mamá”.

Un segundo punto a tener en cuenta es mantener a los niños alejados del conflicto. Es fácil imaginar por qué no es adecuado que se produzcan peleas delante de ellos: primero, pueden aprender modelos negativos de comportamiento (gritar, tirar cosas, insultar) y segundo, para ellos supone vivir situaciones estresantes que aún no han aprendido a manejar. Se debe evitar, además, utilizar al niño como mensajero, es decir, que un progenitor se comunique con el otro a través del niño, sobre todo si los mensajes son descalificativos como “dile a tu padre que es un irresponsable” o “dile a tu madre que es una exagerada”.

La situación de divorcio puede ser estresante para los padres, lo que dificulta que se mantenga una comunicación correcta con la expareja o los hijos. Por ello, puede ser necesario un entrenamiento en cómo controlar su activación, manejar sus enfados y cómo decir las cosas para evitar mayores conflictos y llevar la situación de la manera más tranquila posible.

En tercer lugar, es necesario explicar a los niños la nueva situación (adaptándose a su capacidad de comprensión y lenguaje). Para los niños la nueva situación será dramática en función del dramatismo que den los padres. Esto quiere decir que dependiendo de cómo se le explique, el niño se va a adapta perfectamente al cambio o va a vivir la situación como estresante. Por ello, es muy adecuado que los padres expliquen los cambios como algo muy positivo. Por ejemplo, si los padres ya no van a convivir sino que uno va a vivir en otra casa, a los hijos se les puede plantear esta situación como “qué suerte tenéis, papá/ mamá tiene una nueva casa y ahora vais a poder jugar en dos”; o para explicar la nueva organización del tiempo con cada uno de los padres, se les puede decir que “mamá/ papá va a estar con vosotros todo el fin de semana entero, os lo vais a pasar genial”.

Otro aspecto importantísimo en cuanto a explicar la nueva situación es la necesidad de modificar ciertos pensamientos irracionales que pueden presentar los niños en relación a su papel en la separación de sus padres o lo que ésta significará para ellos. Los padres deben aclararles repetidamente que ambos les siguen queriendo, que van a estar para ellos aunque ya no se vean tanto o que ellos no han hecho nada malo y que no es su culpa que papá y mamá ya no vivan juntos.

En cuarto lugar, los padres deberían plantearse la situación de divorcio como una ruptura de pareja, pero no de la familia. Por ello, es muy positivo que los padres sigan realizando actividades conjuntamente, sobre todo las relacionadas con los pequeños, aunque sea entendible que no les apetezca demasiado. Deben plantearse que actuando así, estarán ayudando a que sus hijos se desarrollen positivamente y se estarán evitando elementos estresores. Además, los padres deben aclarar qué responsabilidades recaerán sobre uno y otro a partir de ahora. El divorcio supone una reorganización y un cambio, por ello es adecuado hablar y aclarar cuanto antes cómo  para que no surjan conflictos nuevos y, en cuanto a los niños, que éstos sepan qué esperar.

Como se ha dicho antes, lo más frecuente es que en un divorcio mal gestionado los hijos algo más mayores puedan empezar a desarrollar comportamientos inadecuados (como agresividad, negarse a hacer determinadas tareas). Si antes estos comportamientos no se daban, hay que analizar qué está cambiando para que se den. Los cambios de conducta no se producen porque sí. Hay que analizar qué está ocurriendo. Lo más frecuente es que estos comportamientos cumplan la función de conseguir atención por parte de uno de los progenitores o de los dos. Esto significa que antes podía conseguir atención mediante otros medios que actualmente ya no funcionan. Si el niño ya no consigue atención de la manera tradicional (por mostrar sus deberes, por contarles alguna historia que le haya ocurrido), puede empezar a intentar recibir esa atención mediante otros medios. Por tanto, los padres deben esforzarse por seguir prestando atención a su hijo, a pesar de que ahora estén más estresados o tengan menos tiempo.

Muy relacionado con lo anterior está la necesidad de mantener el estilo educativo aplicado a los hijos hasta ese momento. Los padres no deben caer en el error de ser más permisivos por no hacer sufrir a los hijos: éstos tienen que seguir cumpliendo ciertas normas. A veces, tras un divorcio, los padres se vuelven más flexibles, o ya no controlan a sus hijos (ya sea por falta de tiempo – cuidar uno solo a los hijos sin la ayuda de otra pareja puede resultar más complicado en cuanto a organización- o por querer “compensarles”). Puede que los comportamientos inadecuados de los hijos (mencionados en el párrafo anterior) precisamente se generen y mantengan por una falta de consecuencias asociadas. Los padres deben hacer sentir bien a sus hijos pero no a costa de eliminar normas, sino a través de actividades gratificantes compartidas, expresando afecto, etc.

En último lugar, algo muy importante que deben  entender los padres es que los hijos no deben preferir estar con uno u otro progenitor, sino que lo mejor es que les guste estar con los dos. Es contraproducente preguntarles cosas como  ¿a quién quieres más, a mamá o a papá? Esto les supone una fuente de estrés y se les puede manipular fácilmente, dependiendo de las consecuencias derivadas de lo que digan: si responden que quieren más al progenitor que les pregunta o al otro, se les premiará (con actividades que les gusta, con atención, con gestos cariñosos) o castigará (mostrando decepción, enfado…). Esto puede terminar en un rechazo hacia el otro progenitor pero por estas consecuencias, no porque el niño, de manera autónoma, haya “decidido” que quiere más a uno u a otro.

Siguiendo en esta línea, los padres no deben sentirse defraudados porque los hijos vuelvan hablando maravillas del otro progenitor con el que han pasado el día. Que disfruten estando con el otro progenitor no es nada personal en contra de ellos, sino algo muy adaptativo y es una señal de que están haciendo las cosas bien. La valoración personal que haga un progenitor de sí mismo no tiene que depender de que el niño diga que le prefiere. Los padres deben asumir que los niños quieren a los dos y que además esto es lo mejor para ellos.

Referencias:
Publicado el 1 noviembre, 2011 por Marina González Biber en http://marinagbiber.wordpress.com
Novo, M., Arce,R. y Rodriguez, M.J.  (2003). Separación conyugal: consecuencias y reacciones postdivorcio de los hijos. Revista Galego-Portuguesa de Psicoloxía e Educación, 8 (10).
Para verlo en internet: http://ruc.udc.es/dspace/bitstream/2183/6972/1/RGP_10-19.pdf
Orgilés, M., Espada, J.P., Méndez, X. y García- Fernández, J.M. (2008) Miedos escolares en hijos de padres divorciados y no divorciados. International Journal of Clinical and Health Psychology. Vol. 8, Nº 3, pp. 693-703.
Para verlo en internet: http://www.aepc.es/ijchp/articulos_pdf/ijchp-299.pdf

lunes, 15 de abril de 2013

Cómo ayudar a mi hijo adolescente homosexual.



Aunque la sociedad ha avanzado en cuanto a la aceptación de la homosexualidad, entendiendo que no se trata de una enfermedad, por lo tanto no hay factores causales a detectar, todavía a las familias les cuesta aceptar que un hijo, sea hombre o mujer sea homosexual.

Es importante que padres y hermanos de una persona gay entiendan qué es la homosexualidad y cómo enfrentar la noticia de que un hijo (a) es homosexual, para que la noticia sea lo menos traumático y conflictivo posible y para que el joven o la joven no sufran en silencio, por miedo a que si hablan de sus sentimientos puedan ser rechazados por la familia, los amigos y la sociedad.

Reacciones de padres de hijos homosexuales.

Según psicólogos, ante la noticia de que un hijo (a) es homosexual los padres suelen tener diferentes reacciones, pero hay dos típicas.

En la primera, los padres dicen haber sospechado desde siempre que su hijo (a) era homosexual, pero nunca se animaron a hablar del tema. Suelen reaccionar bruscamente, una vez que se hace explicito, lo que durante muchos años había permanecido como una especie de 'secreto de familia'.

Este tipo de familias son muy conflictivas y no suelen resolver por sí solas, favorablemente esta situación.

En el segundo caso, las familias nunca pensaron que su hijo (a) tuviera algún tipo de orientación homosexual, incluso creían que eran heterosexuales. Al enterarse de que es homosexual pasan por un proceso de diferentes fases: primero entran en shock y no pueden reaccionar, para después negar la situación, luego enfadarse, posteriormente angustiarse y por último, aceptarla.

Si se trata de una familia bien estructurada, terminarán resolviendo la situación y terminarán aceptando a su hijo (a) homosexual con toda normalidad.

Adolecente homosexual

Durante la adolescencia puede haber fantasías sexuales con personas de diferente sexo o del mismo sexo.

En esta etapa, un joven confirma su identidad sexual y esto no se da sin complicaciones para él mismo. Le preocupa no responder a los designios culturales para su sexo biológico, la atracción por el sexo contrario y la reproducción y por otra parte, le angustia informarle a su familia de sus preferencias sexuales diferentes a los que ellos creían o esperaban.

Los padres deben entender que los jóvenes no atraviesan por ninguna enfermedad mental o enfermedad y que su elección sexual se debe a una crisis debido a su edad.

Los jóvenes atraviesan por una situación de inquietud, debido a su situación, les crea mucha ansiedad sentirse distintos a otros jóvenes; temen burlas y críticas de amigos y familiares.

Según especialistas, los jóvenes homosexuales suelen ser retraídos; su autoestima es baja y suelen caer en depresiones, ante esta situación es importante estar atentos y consultar a un especialista que ayude al adolescente a hablar de sus sentimientos e ideas.

Fuente: Equipo Buenos Padres, AOL Latino.

domingo, 14 de abril de 2013

Cómo hablar a los niños sobre la homosexualidad.




Este artículo trata cómo hacer entender a los niños y contarles con delicadeza en qué consiste la homosexualidad. Muchos niños reciben ideas erróneas acerca de lo que la homosexualidad es, en la calle, en la televisión, etc.

1. Pídale al niño si entiende lo que la palabra "homosexual" significa. Si usted oye a su hijo la palabra o el niño la oye en la televisión, hable con él.

2. Explíquele de manera sencilla que un homosexual es una persona que se siente atraído (o le gustan) las personas de su mismo sexo.

3. Explíquele que no se puede saber con seguridad si alguien es homosexual. Sólo porque algunos hombres actúen de manera afeminada o algunas mujeres sean masculinas no quiere decir que sean homosexuales.

4. Los niños necesitan entender que otros niños pueden decirles ciertos insultos relacionados con la homosexualidad, dependiendo de ciertos comportamientos ajenos a ella. Como por ejemplo, usar ropa de cierto color, abrazar a alguien del mismo sexo, ver a alguien desnudo del mismo sexo, o que un hombre tenga la voz aguda o una mujer grave.

5. Los niños deben saber que es normal sentir curiosidad por los cuerpos de otros del mismo género. Esto no es ser homosexual.

6. No sentir interés por personas de diferente sexo al nuestro no quiere decir que se sea homosexual. Algunas personas simplemente no muestran ese interés.

Consejos
  • Dígale a sus hijos que nunca deben sacar conclusiones precipitadas de la sexualidad de nadie. Puede herir sentimientos. Y además, no es de nuestra incumbencia.
  • Debe explicar que la desnudez frente a personas del mismo sexo no tiene nada que ver con la homosexualidad.
  • Enseñe a sus hijos la diferencia entre una amistad íntima y un romance. Dos amigos se pueden amar y tener en aprecio sin ser homosexuales.


Fuente: diarioeditorial.wordpress.com

sábado, 13 de abril de 2013

Integración sensorial. ¿Qué es?




La integración sensorial es la"organización de las sensaciones" para producir conductas adaptativas y aprendizajes. Permite el adecuado funcionamiento del cerebro y del cuerpo. Es el más importante de los procesos sensoriales realizados por el cerebro.
El proceso de integración sensorial se inicia en el útero.

Hay niños que no perciben el mundo que les rodea al igual que lo hacen los demás. Son niños que padecen un desorden del procesamiento sensorial, un problema de integración sensorial que les impide interpretar y organizar adecuadamente las informaciones captadas por los órganos sensoriales del cuerpo.

‘Soy un niño sensacional’ es el eslogan de la campaña para concienciar sobre la existencia de este trastorno en los niños. Es un desorden poco conocido (para mí es toda una novedad), por lo tanto hay muchos niños que lo padecen que no son tratados convenientemente.

El niño que padece un trastorno en el procesamiento sensorial (TPS), también llamado disfunción de la integración sensorial (DIS), es un niño que tiene reacciones emotivas exageradas, no soporta cambios en su rutina diaria, tiene problemas de conducta y aprendizaje, es muy inquieto, se asusta fácilmente, tiene problemas de sueño, de autonomía en el cuidado personal y para hacer amigos.
Algunos síntomas se pueden detectar desde que el niño es muy pequeño, aunque son muy confusos, como irritabilidad, problemas para regular el sueño, llanto excesivo, signos bastante habituales en los niños pequeños. Entre los 2 y los 4 años se puede sospechar de un TPS si además de los anteriores tiene problemas para manipular objetos pequeños, pedalear, vestirse o trepar.

Además de los síntomas que veis en el dibujo de arriba, se puede sospechar que el niño tiene un procesamiento sensorial anómalo si:

  • No puede llevar a cabo con normalidad actividades cotidianas como higiene personal, alimentación, juego, tareas escolares.
  • Llora mucho, se le considera irritable.
  • Duerme mal: tiene dificultad para quedarse dormido o mantener el sueño conciliado.
  • Come mal: rechaza texturas, sabores, olores.
  • Rechaza ciertos cuidados de higiene: lavar la cabeza, limpiar oídos, cortar el pelo, cepillar los dientes, cortar las uñas.
  • Muestra fuertes preferencias por ciertas prendas de vestir, le molestan los zapatos, se queja de arrugas en los calcetines, rechaza que se le ponga un sombrero.
  • Rechaza tocar ciertos materiales como la arena, la pintura con los dedos y la plastilina.
  • No parece darse cuenta de que está sucio y lo toca todo.
  • Le gustan de manera excesiva los juegos de dar vueltas, los columpios y los parques de atracciones. No parece marearse nunca.
  • Evita todo tipo de movimiento brusco, se mantiene al margen de los columpios y los parques de atracciones.
  • Parece más blando que otros niños; si lo cogemos para levantarlo, lo sentimos como un peso muerto.
  • Se cansa rápidamente en las actividades físicas.
  • Parece más torpe que los niños de su edad.
  • Posee baja auto-estima y tiene pocos amigos. 

Si quieres saber más:

  • Asociación Española de Integración Sensorial. http://www.integracionsensorial.es

Asociaciones Internacionales de Integración Sensorial

  • Red Mundial de Integración Sensorial (SIGN)
  • Asociación Argentina de Integración Sensorial (AISA)
  • Asociación Chilena de Integración Sensorial (CCIS)
  • Asociación Venezolana de Integración Sensorial
  • Asociación Portuguesa de Integración Sensorial
  • Red de Integración Sensorial del Reino Unido e Irlanda
Fuente: www.bebesymas.es